La cara visible del positivismo impuesto es una actitud descafeinada y atemporal. Una alegría-objeto que es funcional a un sistema social que nos robotiza con nuestro consentimiento. La cara oculta del positivismo es muy sutil. Difícilmente nos damos cuenta de que nuestro bienestar está siendo manipulado por un discurso que queda en el aire de nadie y sin resolver el malestar que llevamos dentro.
Este blog está dividido en siete partes en donde trataremos las emociones como necesidades básicas insatisfechas. La parte I necesidades básicas insatisfechas, La parte II el Miedo, La parte III la Rabia, la IV el Dolor, la V la Tristeza, la VI La Vulnerabilidad y la Vergüenza y la VII la Alegría.
EL MALESTAR O LA INSATISFACCIÓN DE NECESIDADES BÁSICAS
Las emociones son necesidades básicas igual que las corporales, solo que en distinto registro. Si tenemos hambre, comemos, si tenemos sueño, dormimos. Dentro del mundo emocional el detectar lo que sentimos y como satisfacerlo no es tan directo y estamos educados erróneamente. Si sentimos dolor o vergüenza, lo ocultamos. Si sentimos rabia la transformamos en ironía, sarcasmo o prepotencia.
Algunas veces el dolor lo que exageramos para llamar la atención y otras nos endurecemos para no sentirlo. Y así un largo etc. El caso es que no escuchamos lo que sentimos y nos podemos pasar la vida así. La insatisfacción emocional no mata, como puede ser no dormir o no comer, pero nos crea un malestar enorme y crónico.
Sentirnos deprimidos, ansiosos, angustiados, con miedos, frustrados o fríos y automatizados, son señales de que algo dentro de nosotros no está siendo atendido ni, menos, satisfecho. A veces necesitamos descansar, un abrazo de un amigo, viajar, llorar un dolor antiguo o simplemente estar en casa sin planes.
El pensamiento positivo no deja que nos atendamos porque entiende que cualquier necesidad emocional es deleznable; tenemos que positivizarnos y no tocar nuestras penas, incertidumbres, rabias, celos, ambigüedades, envidias, miedos, mentiras, mezquindades, necesidad de amor y de pertenencia, ni menos atender a nuestra sensación de soledad y angustia, desamores, carencias, debilidades y vulnerabilidad. Porque si lo hacemos tenemos la creencia de que caeremos en un agujero negro del que no vamos a salir jamás. Dicha creencia está alimentada por la actitud robótica de que tenemos que estar bien. El positivismo impuesto nos da la falsa sensación de haber salido airosos y triunfantes, cuando en realidad no sabemos lo que necesitamos ni menos cómo satisfacernos.
EL BIENESTAR
El bienestar solo se da cuando la búsqueda consciente y madura de las necesidades insatisfechas y desatendidas durante toda nuestra vida son escuchadas por nosotros mismos. Esto da pie a dos cosas importantes. La primera es que el escucharnos nos transforma en seres conscientes y no automatizados, ni fríos, ni eternamente temerosos y angustiados. La segunda es que aprendemos que nuestra necesidad solo la podemos satisfacer nosotros porque nadie más sabe la dimensión de lo que sentimos. La buena noticia es que está en nuestras manos y que, por más que nos cueste creerlo, somos muy capaces de escucharnos y de generarnos bienestar.
Cuáles son nuestras necesidades básicas y de cómo satisfacerlas hablaré en los próximos blogs.