El organismo, como cualquier barco que llega a puerto tras atravesar el océano, necesita recuperarse, repararse y abastecerse cada cierto tiempo. Para ello, se autorregula mediante ciclos de actividad y descanso. Nosotros pasamos por alto una y otra vez el ciclo y es ahí donde nacen los problemas.
Confusión entre descanso, disfrutar y dormir
Dormir es una necesidad básica que no podemos evitar sin sufrir serios daños en el organismo, pero no siempre dejamos que cumpla la función de restauración imprescindible para que nuestros procesos mentales, físicos, psíquicos y emocionales se integren y funcionen en optimas condiciones. Un sinfín de condiciones personales y situacionales se van sumando: ruidos, preocupaciones, mala alimentación, gestión de las emociones incorrecta y un largo etc.
Descansar no tiene tiempo ni lugar. La mayoría de nosotros ponemos condiciones inverosímiles para descansar que solo consiguen lo contrario. “Cuando termine con esto, me echo un rato en el sofá” y ese rato nunca llega. “Cuando esté de vacaciones no haré nada de nada” y las vacaciones se vuelven una carrera de relevo entre un plan y otro. Y así otro largo etc. El descanso es una actitud con la que nos damos la posibilidad y el permiso de no andar corriendo porque nadie nos persigue. Las presiones que nos ponemos a nosotros mismos son engañabobos muy dañinas.
Disfrutar también es una actitud y sobre todo no es un pecado. Parece ser que solo podemos disfrutar ciertas cosas, en verano, en fin de semana o ya jubilados. Dicha actitud se nutre de descansar y de dormir para poder ver claro cómo y dónde, con quién y cuándo disfruto yo y hacerlo.
RECOMENDACIONES
Otros post que te recomendamos es: “Escucha terapéutica y memoria emotiva“
Quizás también te pueda interesar el taller de emociones que hace Paulina Ramírez Córdova en distintos puntos de España. Consulta información y fechas en el siguiente enlace: “Sanando las emociones”